Una Pascua distinta:
Mientras estamos en casa, y nuestra libertad, el
valor mas preciado del hombre, se ve coartado por esta pandemia. Se me ocurre
pensar en dos signos muy interesantes que aparecen en esto que estamos
viviendo:
El primero, es el concepto de cuarentena: si
buscamos su significado, para la salud pública, está relacionado con apartarnos
de los demás, por un tiempo no especifico para evitar el contagio o propagación
de una enfermedad. Alejarnos, apartarnos, para no dañar a otros.
Este concepto también aparece en las escrituras en
muchos lugares, por citar algunos: fueron la cantidad de días y noches del
diluvio, el éxodo duró 40 años. Moisés estuvo 40 días y 40 noches en el monte
Sinaí, David, Saúl y Salomón Reinaron por el lapso de 40 años. El profeta Elías
pasó 40 días en ayunas en el desierto para encontrarse con Dios, el mismo Jesús
se fue al desierto 40 días después de que Juan lo bautizara para ser tentado
por el demonio. Después de que murió en la cruz, se les apareció a sus discípulos
durante precisamente esa cantidad días antes de subir al cielo. También podríamos
decir que alrededor de la semana 40 los bebes pueden nacer. Interesante.
El numero 40 suele ser un tiempo donde se experimentan
fuertes cambios, que involucran temores, tentaciones, transformaciones, carestías,
desorientaciones, preguntas, etc. Un tiempo de preparación para un cambio fundamental.
Gran parte de la humanidad esta viviendo este tiempo.
Estamos aprendiendo a que el tiempo nos sobra, que
podemos andar mas despacio, que podemos vivir con menos cosas y ser felices.
Estamos aprendiendo a convivir con nuestros seres queridos más cercanos, estamos
aprendiendo que nuestros vecinos son importantes, son parte de nuestra
comunidad, estamos experimentando un gran cambio.
El segundo signo es “lo que esta pasando afuera” y
cuando digo afuera, me refiero a lo que pasa en la naturaleza sin que estemos
nosotros. La tierra comienza a curarse, los animales se sienten seguros y se
pasean por donde antes no lo hacían, el aire es mas limpio, todo esta mas
silencioso. La tierra se esta curando.
La tierra también está en cuarentena. Está viviendo
alejada de nosotros, de nuestra manera de tratar la creación, de nuestra manera
de vivir en ella. Y la vida vuelve, descansa, se libera, se fortalece.
Todo esto me lleva a pensar que como cristianos tenemos
la oportunidad de vivir esta pascua (este paso) de una manera profundamente conectada
con nuestra casa común. Invitándonos a morir un poco, a todas aquellas cosas
que la dañan, que la destruyen. Son actitudes, costumbres, deseos, gustos, que
el mundo dice que son un derecho. No
hablo de dejar de hacerlo totalmente, sino de ser sumamente responsables con “esos
derechos” que nos da nuestra sociedad y que dañan profundamente el bien común más
grande de todos: la madre tierra. No por
que podamos hacerlo, nos da derecho hacerlo, no por que podamos comprarlo nos
da derecho a comprarlo.
Es un tiempo en que debemos pensar en nuestros parientes
y vecinos, no solamente en los que viven en casa, ni en mi edificio, o en mi
barrio, sino también en los que comparten esta casa común con nosotros, las
aves del cielo, los peces del mar, las montañas, y las nubes. Por que cuando
tata Dios los creo, creyó profundamente que eran buenos. –
Gustavo Garcia
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